Luis Alberto Romero
En el Partido de la Revolución Democrática no hubo sorpresas
y tras una larga sesión del Consejo Nacional, durante la madrugada de este
domingo 5 de octubre, Carlos Navarrete Ruiz rindió protesta como nuevo
dirigente nacional.
Como todos los procesos internos de ese partido, esta sesión
del perredismo nacional se caracterizó por un
ambiente complicado, con señalamientos y acusaciones entre las tribus,
sobre todo las corrientes minoritarias, que literalmente fueron avasalladas por
Nueva Izquierda.
El poderoso grupo que encabeza René Bejarano optó por
abstenerse de la votación; algunos consejeros, incluso, tomaron el presídium,
lo que provocó que la asamblea partidaria se prolongara por doce horas.
Reducidos, como están, Patria Digna, de Carlos Sotelo;
Izquierda Democrática Nacional de René Bejarano; Alternativa Democrática
Nacional, de Héctor Bautista López; y otros, se convierten ahora en los grupos
de oposición dentro del partido.
Carlos Navarrete, la carta de Nueva Izquierda, corriente también
conocida como “Los Chuchos”, presidirá al Comité Ejecutivo Nacional del PRD al
lograr 259 votos; su adversario interno, si así se le puede llamar, Carlos
Sotelo, apenas alcanzó 26 sufragios; fue una contienda de un solo lado.
En este proceso del PRD se impuso la continuidad porque
Carlos Navarrete representa a la tribu que ha mantenido el control del partido
y su línea es la de la negociación y el pacto sobre la confrontación.
Sin embargo, el problema central para Nueva Izquierda y, en
general, para el Partido de la Revolución Democrática no es la elección interna
del dirigente nacional, porque ese fue sólo un trámite; el tema importante
apenas viene y tiene que ver con su organización y estructura de cara al
proceso electoral federal de 2015, cuando en nuestro país se renueve la cámara
baja del Congreso de la Unión, así como 7 gubernaturas, 17 legislaturas
estatales y 1015 ayuntamientos.
Veremos entonces qué cara muestra al electorado un partido
que se ha caracterizado por los fracasos en sus participaciones en los procesos
intermedios.
Y para complicar todavía más el panorama del perredismo
nacional, el ex jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, tiene un pie fuera
del partido, mientras que Andrés Manuel López Obrador, postulado en dos
ocasiones como candidato a la presidencia de la República, impulsará ahora a su
propio proyecto político, el Movimiento de Regeneración Nacional, que competirá
con el PRD para convertirse en la principal expresión de la izquierda mexicana.
En Veracruz, Nueva Izquierda tiene a Rogelio Franco, Celso
Pulido, Fredy Marcos y a los alcaldes de Papantla, Marcos Romero, y San Rafael,
Héctor Lagunes, como sus principales cuadros.
El ex dirigente
estatal del partido, Rogelio Franco Castán, asumirá durante los últimos días de
octubre su segundo periodo y con esto, al igual que ocurre en el ámbito
nacional, se dará continuidad al proyecto de la actual dirigencia del PRD
veracruzano, que se ha caracterizado por su cercana relación con el gobierno
local; dicho de otra manera, los dirigentes de ese partido, dóciles como han
sido, seguirán recibiendo línea desde Palacio de Gobierno. Como está, el PRD
más parece una subsecretaría del gobierno que un partido político. Al diputado
Uriel Flores se le ve cada vez más cerca de Morena; Manuel Bernal, Fredy Ayala
y Daniel Nava serán la oposición al interior del partido. @luisromero85